La travesía de nuestros compañeros va llegando a su fin. Pronto emprenderán su regreso a casa, para compartir con nosotros todas las experiencias que les dejaron las dos semanas compartidas con el Maestro.
Su viaje, tuvo lugar durante el otoño de Odawara, que es la temporada de las actividades artísticas. Los eventos culturales tienen lugar en cada rincón de la ciudad.Se destaca especialmente la «Exposición de crisantemos» en el parque del Castillo, donde cerca de 800 crisantemos cultivados con dedicación y esmerado cuidado compiten entre sí para gran disfrute de los visitantes.
«Takigi Noh play», realizado bajo la luz de la luna en una noche de otoño con el Castillo de Odawara como fondo, introduce al público en el mundo sutil y profundo de la esencia del arte japonés clásico.
Pero la ciudad guarda sorpresas para sus visitantes en todas las estaciones del año, y así, durante el invierno se destaca la «Feria Daruma” de Iizumi Kannon en el Templo Shofukuji.
Un “daruma” es un muñeco japonés que es conocido como el “amuleto de los propósitos” que ayuda a conseguir aquello que uno desea o se propone hacer.
El muñeco tiene una cara con bigote y barba pero sus ojos solo blancos, sin puilas. Los ojos del daruma se utilizan como recordatorio de la meta u objetivo a cumplir o alcanzar. El dueño del muñeco pinta una pupila de un color a fijar su objetivo, y cuando éste se ha cumplido, pinta la restante.
En el recinto del templo, se escuchan enérgicas voces en plegarias a la divinidad. La feria es visitada por familias que compran sus Darumas orando por su prosperidad y por tener una vida saludable y segura.
La Feria le da el encanto tradicional al fin de año en Odawara.
En esta época del año también se celebra el “Festival Hibuse”, un evento extraordinario realizado por ascetas montañeses que caminan descalzos sobe brasas al rojo vivo, ofreciendo ese sacrificio como una oración para gozar de buena salud.
Durante la primavera pueden verse los ciruelos florecidos en el bosque de ciruelos de Soga con el imponente monte Fuji como imagen de fondo; también se destacan el cerezo llorón en Chokozan y el jardín de glicinas que tiene más de 100 años; todas ellas son obras de arte naturales dotadas de una espectacular belleza.
La primavera en Odawara comienza con el festival de la flor del ciruelo, seguido por el de la flor de cerezo, azaleas y glicinas. Toda la ciudad está llena de la fragancia de las flores.
El Festival del Castillo también conocido como el “Festival de las Cinco Generaciones Hojo” es el evento más importante de Odawara. El Festival celebrado cada año el 3 de mayo llega a su punto más trascendente cuando un ejército de 2.000 guerreros con sus armaduras marchan por las calles principales seguidos por escuadrones de samurais armados a la usanza tradicional. Los visitantes tienen la oportunidad de ver una escena viva del período de las guerras civiles que se evoca frente a ellos.
La llegada del verano trae el «Festival Kasayaki (quema de paraguas) de los Hermanos Soga», que se celebra anualmente para conmemorar las almas de Juro y Goro, los hermanos de la familia Soga que según la leyenda del Período Kamakura tomaron venganza por su padre asesinado después de una serie de saqueos..
El «Festival con grandes antorchas y varitas de incienso» reza por una pesca abundante y por la seguridad de los pescadores que se adentran en el mar. Es un evento plagado de dramatismo, que seguramente será recordado por quienes lo presencien.
Odawara en verano ofrece el cielo azul y el mar brillante durante el día; y por las noches es la temporada ideal para pasear y ser parte de distintos festivales que permiten conocer y compartir el ambiente japonés, sus costumbres y tradiciones.
En el Festival de Verano del Castillo de Odawara se destaca la «danza de la linterna», en ella desfilan por las calles los bailarines que llevan las chochín (linternas), un artículo tradicional de la región.
El «Fireworks Dispiay» (festival de fuegos artificiales) pinta el cielo nocturno con impresionantes ráfagas de luces de distintos colores, y genera una escena que le da un encanto poético al verano. La gente disfruta de la brisa fresca en las noches de verano.
Como podrá advertirse, Odawara es una ciudad que a lo largo de todo el año tiene distintas propuestas para ofrecer al visitante, acercándolo de distintas maneras a los múltiples aspectos de la cultura tradicional del Japón, y mostrándole además los logros de su progreso alcanzado con constancia y sacrificio.
Para quienes practicamos el karate do Tsuchiya Sensei, también es la cuna de nuestro Maestro, y la sede del Honbu Dojo.
Ese lugar donde la práctica es la actividad primordial; donde el Maestro día tras día, sin pausa, evoluciona permanentemente sus técnicas y donde con el mismo entusiasmo de siempre, recibe a los alumnos que regularmente lo visitan en búsqueda de sus conocimientos.
Allí acudieron nuestros compañeros, representándonos a todos los que acompañamos su travesía, y tratamos de contarla a la distancia; siquiera para hacer más breve la espera que nos acercará al reencuentro, y a recibir de ellos, todas las enseñanzas que traen para compartir con la familia del Oshima Dojo.
Oshima Dojo – ©2018
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