Sensei Hiroshi Oshima

Oshima Sensei, nació en Japón el 23 de diciembre de 1935 y luego de terminar sus estudios secundarios como técnico mecánico emigró a la Argentina en 1958, radicándose en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Una vez allí, continuó sus estudios para aprender el idioma español y  perfeccionar sus conocimientos como técnico mecánico. Estos estudios serían una importante influencia en  su práctica de Karate, llevándolo a aplicar sus conocimientos de biomecánica para mejorar la eficiencia de la técnica.

Comenzó su práctica de karate en 1961 con el Maestro Hideo Tsuchiya , quien había arribado al país dos años antes, en compañía de su esposa Hisako Oshima (hermana de Oshima Sensei, también practicante y discípula de Toyama Sensei).

Practicó en el Instituto Kumazawa en el barrio de Núñez, en El Ateneo de la Juventud y en el Instituto Argentino de Yudo del barrio de Once.

En 1968 recibió el 1er Dan; ya en 1969 ante la inminencia de su regreso a Japón, Tsuchiya Sensei, le otorgó la graduación de 2do. Dan, dejándolo -como el alumno más antiguo- a cargo de la conducción de la Escuela en Argentina, y prosiguiendo con la enseñanza de Karate-Do en el Ateneo de la Juventud.

Durante ese mismo año,  fue árbitro en el 1er. torneo de karate con la participación de varias escuelas, organizado por la Unión Argentina de Karate.

En 1970 concurre al Primer Campeonato Mundial de Karate (W.K.F.) realizado en Tokio, Japón integrando la Selección Argentina. En esa oportunidad recibió del Maestro Tsuchiya, el grado de 3er Dan.

A su regreso al país, comienza la enseñanza en el Círculo Militar de la Nación; recibiendo en esos primeros tiempos la colaboración y ayuda de quienes por entonces eran los cinturones negros más importantes del Estilo: José Salmeri, Jorge Hidalgo y Américo Coda.

En 1971 a pedido de sus compañeros de trabajo, se decide a enseñar en la empresa automotriz Chrysler Fevre Argentina S.A., en la ciudad de San Justo, donde se desempeñaba en la Oficina Técnica.

Entre los años 1975 y 1977 fue Presidente de la Asociación Shudokan Argentina organizándola como una de las Escuelas de Karate  más prestigiosas del país  y unificó el Sistema de Enseñanza del Estilo a nivel nacional.

Organizó los torneos Copa Challenger Don Zenichi Chinen, como homenaje al gran karateka okinawense y amigo personal. En ese certamen se compitió en katá y en kumité, un competidor de cada equipo por dojo en las dos especialidades, para que este torneo sirviera como sistema para elevar el nivel de Karate de cada dojo.

También integró las Comisiones Técnicas de la Asociación Shudokan Argentina y de distintas Federaciones de Karate del país, participando de la formación de la Federación de Karate-do de la República Argentina.

Realizó varios viajes a Japón para practicar con su Maestro Hideo Tsuchiya, y en 1982 recibió el título de Maestro del Estilo de Shudokan Internacional.

Ha escrito varios artículos referidos a la práctica y enseñanza de Karate-Do, basados en su experiencia de casi 60 años dedicados en cuerpo y alma a la práctica de Karate-Do que sirven para el conocimiento y desarrollo de las actuales y futuras generaciones de practicantes de karate.

Su principal objetivo fue buscar métodos de aprendizaje de Karate más eficientes y compartirlos con los practicantes del Estilo.

El Maestro partió de este mundo en la noche del 10 de enero de 2018. Se fue del mismo modo en que vivió, dando pelea;  “la vida es kumité” solía decirnos, y así nos impulsaba a seguir avanzando para salir adelante.

A medida que pasan los años desde su partida, el transcurso del tiempo agiganta el recuerdo de su figura y pone en perspectiva la dimensión del legado que dejó a lo largo de su vida para el karate de nuestro país. Su recuerdo se mantiene vivo en todos los que lo han conocido y han recibido sus enseñanzas. Desde los mas cercanos, hasta los más jóvenes en la práctica, todos aquellos que hayan pasado por el Oshima Dojo, conservan un recuerdo imborrable de ese pequeño Gran Maestro que sin estridencias, con pocas palabras, mucha constancia y ejemplo, supo transmitir su particular visión sobre el modo de hacer las cosas, dentro y fuera del Dojo.-

Como alumnos nuestro compromiso es practicar y practicar, siguiendo su ejemplo, y transmitir sus enseñanzas y pasión a las próximas generaciones de practicantes de karate.

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