Como cada mes de diciembre, para despedir el año que va llegando a su fin, una vez más la hospitalidad de Luis Aversano permitió que la estancia San Cirilo fuera, por un día, la casa de la familia del Oshima Dojo.
El pasado viernes 8, partimos hacia la ciudad de Brandsen a vivir una jornada que ya el buen clima anticipaba auspiciosa, más allá de las amenazas de lluvia pronosticadas para la tarde.
La excusa como cada año era compartir un almuerzo; la verdadera razón, como siempre, pasar un día entre amigos compartiendo la pasión por el karate.
Pero esta vez la jornada tuvo un sabor especial ya que pudimos reencontrarnos con Oshima Sensei, quien recuperado de los problemas de salud que lo mantuvieron alejado del Dojo buena parte del año, encabezó los festejos compartiendo la tradicional picada, seguida del exquisito asado ofrecido por Luis y cuidadosamente preparado por su gente.
La sobremesa estuvo regada de anécdotas e historias compartidas por Oshima Sensei, sobre los comienzos de su enseñanza en la vieja fábrica Chrysler (en la ciudad de San Justo, oeste del Gran Buenos Aires) y los practicantes que lo acompañaban en aquellos tiempos, donde el modo de entrenar era bien diferente al que conocemos hoy en día.
Luego del postre y el café, en una emotiva e informal ceremonia, Oshima Sensei hizo entrega de los diplomas pertinentes a los danes recientemente aprobados en la Mesa Examinadora de la FAK y a los kyus que fueron evaluados a lo largo de del año.
Recibieron su certificación:
Sensei Juan Carlos Taborda, 7º Dan;
Héctor Muramatsu, Rodolfo Manganiello y Nicolas Taborda, 5º Dan;
Juan Ricardo Guzmán y Raúl Nisterenko, 3º Dan;
David Rosalez, 2º Dan
Alejandro Sepúlveda, 3º kyu;
Diego Armando Rosalez y Francisco Javier Giachino, 4º kyu;
Sol Morena Rosalez, 5º kyu
Lucas Raúl Nisterenko, 6º kyu.
Marco Aurelio Palacios, 7º kyu
En ese mismo espacio, Sensei Juan Carlos Taborda hizo entrega de 1/4 de beca a cada uno de los practicantes que entre el 24 de septiembre y el 15 de octubre de 2018, viajarán a Japón, invitados por el Maestro Tsuchiya Sensei, para compartir sus enseñanzas.
El grupo que realizará el viaje de práctica y estudio está integrado por Héctor Muramatsu, Nicolás Taborda y Raúl Nisterenko.
Sobre esta oportunidad, Sensei Juan Carlos Taborda destacó que “… quienes viajan lo hacen en nombre de todo el grupo, para mostrar lo bueno y lo malo de nuestro karate, y practicar con el Maestro del Estilo…”, lo que luego permitirá capitalizar ese conocimiento, para que a su regreso, todos podamos aprender más de esa experiencia, concluyendo que este circuito importa “… la generación de una cadena de valor extremadamente positiva…”.
Para cerrar el paréntesis de la breve ceremonia, Oshima Sensei tomó la palabra para formalizar su saludo de Fin de Año, y expresar el deseo de que las vacaciones sirvan para renovar las energías para que al regreso, la vuelta a la práctica nos encuentre llenos de esa energía. Con el entusiasmo que lo caracteriza bromeó sobre su salud que lo mantuvo alejado un tiempo del Dojo y dejó en claro todas sus ganas de volver cuanto antes a vestir su karategui.
Como la tarde venía cargada de sorpresas, fue el turno del anfitrión –Luis Aversano- quien tomó su guitarra y se animó a compartir con nosotros un par de bellas canciones que iban marcando el cierre de un perfecto día de campo.
Los más jóvenes tuvieron también su espacio de tiempo para disfrutar con la peonada de paseos a caballo y compartir un improvisado partido de fútbol
Así se hizo la hora de la merienda, momento que aprovechamos para compartir la torta preparada por la esposa de Raúl Nisterenko, decorada artesanalmente con un motivo alusivo a la práctica.
Antes que cayera la tarde, llegó la hora de la despedida. Fue un día soñado compartido entre amigos, maestros y compañeros de práctica. La familia de Oshima Dojo que se reúne con afecto en torno a la pasión por el karate do; la síntesis de un año de esfuerzo que termina, y la esperanza del pronto inicio de todo lo que resta en el largo camino por venir.
A todos, por todo: arigató gozai mashitá!!!!!