Ya han pasado más de seis meses del fallecimiento de Oshima Sensei, y su legado permanece vivo en la continuidad de la práctica de karate do de sus alumnos. En una entrevista a Taborda Sensei, su discípulo más cercano y actual conductor, compartimos sus sensaciones respecto de la figura del Maestro, y el legado que ha dejado a sus alumnos
Oshima Dojo: ¿Cuáles fueron sus primeras sensaciones ante el fallecimiento de Oshima Sensei?
Taborda Sensei: He tenido sentimientos e ideas encontradas, por un lado una profunda tristeza, siempre valoré su enseñanza y su compañía, hay miles de cosas que me gustaría haberle preguntado y otras miles que no tuvo tiempo de enseñarnos. Pero a su vez todo lo que nos enseñó, todos los caminos que abrió, todos los años que estuvo practicando y transpirando junto a nosotros nos permitió y permite crear nuestra experiencia y desarrollar nuestro karate hacia el futuro.
OD: Luego de estos primeros meses donde los sentimientos se aquietan un poco, ¿cuáles son sus pensamientos respecto de la figura y legado de Oshima Sensei?
TS: Oshima Sensei fue un Maestro que siempre practicó con energía y destreza envidiables y también con mucha fortaleza interior, nos transmitió su pasión por el karate y el convencimiento que siempre se puede avanzar si uno está dispuesto a sacrificarse por ello.
OD: Usted compartió casi 50 años de práctica con el Maestro, ¿qué nos puede decir de los inicios, cómo era la práctica en las primeras épocas?
TS: En las primeras épocas, cuando comenzó a enseñar, Oshima Sensei era un joven de 33 años, muy serio y poco simpático, con una vitalidad enorme.
En mi caso y con 18 años venía de seis años de entrenamiento diario de atletismo, con una excelente preparación física, sin embargo alcanzar las exigencias y el ejemplo del Maestro era casi imposible, terminaba cada clase exhausto.
En las clases nadie hablaba, menos aún el Maestro, únicamente mostraba lo que teníamos que hacer, daba el nombre de la técnica en japonés y luego ejecutaba a la par nuestra sin pausa, En ese entonces nos parecía natural el método japonés de “No preguntar sobre una técnica antes de haberla practicado hasta que los pies y manos sean de madera”, un ejemplo sencillo es que hubo un tiempo en que antes de comenzar la clase teníamos que hacer 1.000 técnicas de piernas con él al frente, no todos llegaban a completar la exigencia, pero se reponían y continuaba la práctica.
OD: ¿Qué cambió desde aquel entonces?
TS: Muchísimas cosas, la época, el país, la sociedad, las personas, el tiempo disponible y la actitud frente a la vida.
Hoy al practicante, a menos que sea un atleta de alto rendimiento, no se le puede exigir algo que implique sacrificios durante un tiempo prolongado. Se ha instalado un espíritu hedonista en la sociedad y peor aún la necesidad de satisfacción inmediata, esperando resultados positivos sin haber transitado el camino para obtenerlos.
Hoy la práctica necesita ser más explicada, más racional, con pausas adecuadas para evitar la fatiga física y emocional de los alumnos y así poder ir llevándolos a forjar su cuerpo y su mente gradualmente a lo que es Karate.
Al ser una disciplina de combate cuerpo a cuerpo, con golpes y defensas y a veces con lesiones por accidente, a muchos les cuesta adaptarse, pero practicando lo superan.
OD: ¿Cuál era la actitud de Sensei ante esa evolución o esos cambios?
TS: Reconoció los cambios, se adaptó a la nueva situación y buscó nuevas alternativas, principalmente comenzó a explicar verbalmente el sentido y concepto de las distintas prácticas, pero continuó exigiéndose al máximo y exigiéndonos a trabajar para lograr la perfección técnica con el criterio que siempre se puede estar un paso más adelante.
OD: ¿Cómo era Oshima Sensei como practicante y como Maestro de Karate-Do?
TS: Como practicante era muy riguroso con las técnicas y su correcta ejecución, practicaba y practicaba hasta el cansancio o hasta que le saliera tal como quería, nunca estaba conforme.
Constantemente reflexionaba sobre tal o cual técnica o sobre tal o cual katá o kumité, estudiando cómo lograr el máximo nivel posible y cómo practicar para superar los muy altos estándares aprendidos.
Como Maestro se preocupaba por cada alumno, buscando el modo de que entendiera y lograra plasmar paso a paso con su cuerpo y espíritu cada una de las enseñanzas que él brindaba.
Exigía, dando el ejemplo, una alta condición atlética orientada específicamente a karate y al desarrollo de las técnicas y desplazamientos con eficiencia y eficacia.
Supo correr la Maratón de la Ciudad de Buenos Aires Bs. As. clasificándose siempre antes que los mejores corredores de nuestro grupo.
OD: En la reseña biográfica de la página web del Oshima Dojo se cuenta que Sensei aplicó sus conocimientos de biomecánica al estudio de las técnicas de Karate, ¿qué puede contarnos sobre esos desarrollos?
TS: Sus estudios y conocimientos de biomecánica aplicados a la enseñanza de karate fueron una puerta muy importante para conocer y entender las características personales integrales de cada alumno, de sus dificultades y descubrir cómo superarlas mediante ejercicios y pautas de uso del propio cuerpo en pos de lograr el objetivo superior.
También fue muy importante para encontrar el camino para evitar las lesiones o accidentes tanto de karate como de la vida de cada uno de los practicantes.
OD: ¿Se conservan escritos de sus enseñanzas?
TS: Afortunadamente sí, entendió que necesitábamos fuentes donde abrevar nuestra sed de aprender y nos dejó varios escritos, algunos están reproducidos en la web, otros están en manos de sus alumnos avanzados y otros son transcripciones de sus enseñanzas en las clases y también en los seminarios que dictó.
OD: ¿Cómo fueron los últimos tiempos de Oshima Sensei?, ¿podía practicar dado lo avanzado de su edad?
TS: Al escuchar esta pregunta imagino que esto podría pensar alguien que no lo haya conocido. Pero nada es más alejado de la realidad. A mediados de mayo dictó el Seminario Anual 2017 de Karate de nuestro grupo de un día de duración, al que concurrieron practicantes de todos nuestros dojos.
A fines de junio del año pasado comenzó a enseñar y corregir a los alumnos adelantados una Katá avanzada y muy importante del Estilo denominada Goyu-Shijó y, como siempre, se hacía arduo seguirlo.
Comprender e imitar la precisión de sus movimientos no era nada simple y él lo sabía , entonces daba un respiro y dejaba que cada uno practicara individualmente para analizar, estudiar y aprender de su propia experiencia.
Él se iba despreocupadamente a corregir a los kyus, por ejemplo Yokogueri Kekomi y mostraba esta difícil técnica pateando por sobre su propia cabeza con kimé y ejecutaba Nidan Gueri con velocidad y perfecta combinación de las piernas en el salto y equilibrio al caer.
Luego tuvo una ligera gripe que se transformó en neumonía que lo alejó unos meses de la práctica, y a fuerza de voluntad salió de ese difícil cuadro, aunque no pudo seguir practicando. Concurrió al tradicional Asado de Fin de Año el 8 de diciembre de 2017, donde lo vimos bárbaro y de buen humor. Entregó diplomas y compartió anécdotas, bromas y una buena guitarreada en un clima de franca camaradería luego, el 17 de diciembre, tuvieron que internarlo otra vez en terapia intensiva por neumonía y el 10 de enero de 2018 falleció. Lamentablemente no pudo llegar a conocer a su nieta Sofía que tanto quería tener en sus brazos.
OD: ¿Qué pierde el Karate Argentino con la partida de Sensei?
TS: Creo que el Karate Argentino recibió mucho, quizás demasiado, de sus enseñanzas, de sus palabras y de sus silencios, sus alumnos directos y otros practicantes de la Escuela y de otros Estilos respetaron siempre su honorable persona, su práctica, sus conocimientos y su amabilidad para transmitir, fue un hombre siempre abierto al diálogo, aún en momentos difíciles.
OD: ¿Cómo sigue la práctica y organización cotidiana del Oshima Dojo?
TS: Sigue los principios de su legado, que nosotros tratamos de honrar practicando cada día más y más, con mucho entusiasmo más allá que muchos superamos los 60 años.
Jóvenes y adultos tuvimos la oportunidad de practicar y vivir a su lado, hoy nuestro dojo es un baluarte del estilo: “Nippon Den Karate-Do Tsuchiya Ryu”, tiene varios cinturones negros de altas categorías y practicantes comprometidos, todos con el norte definido y claro.
OD: ¿Si tuviera que elegir una anécdota que nos resuma la personalidad de Sensei, podría compartirla?
TS: Entre las anécdotas tengo una personal: en un momento dado la Escuela decide tomar exámenes de cinturones negros y Oshima Sensei me dice: “preséntese a la Mesa Examinadora el próximo sábado”, “no Sensei, no puedo” le contesté, “me caso el domingo y usted lo sabe porque es testigo de la boda”, con una amplia sonrisa no exenta de picardía respondió: “usted siempre buscando excusas para no practicar”
OD: ¿Cuál es el principal legado de Oshima Sensei para el Karate-Do en general y para la práctica en nuestro país en particular?
TS: Enseñó Karate con paciencia y dedicación, dando el ejemplo, fue un modelo técnico casi perfecto. Para explicar una técnica lo hacía con su cuerpo, por muy compleja que esta técnica fuera, fue muy humilde, de pocas palabras y de hechos relevantes.
Formó karatekas y hombres y mujeres; algunos desde muy niños o jóvenes lo adoptamos como padre o como abuelo ya que fue una guía permanente y un faro en el camino del karate y de la vida.
OD: ¿Qué puede decirnos Juan Carlos Taborda de Oshima Sensei?
TS: Parece que he hablado mucho del Maestro, pero en síntesis, como dice la canción: “vivió a su manera”, amó apasionadamente la vida, su familia y el karate, jamás se quejó y siempre dio pelea ante cualquier situación que le tocara enfrentar, no supo retroceder en nada.
Su dura presencia y sus aún más duras exigencias en la práctica de karate jamás alteraron su don de gentes, siempre nos alentó a practicar karate con esfuerzo y con alegría.
No podemos decirle adiós, está en nuestra práctica de karate de todos los días.
Oshima Dojo – © 2018
Muy buena nota, se puede sentir a Sensei Oshima, felicitaciones