Nuestros viajeros ya están instalados en la ciudad de Odawara. Superados el agotamiento y la incomodidad de los primeros días (en los que hay que sobreponerse al cansancio del viaje y a la diferencia horaria) entrenan a diario con Tsuchiya Sensei, y en los contactos que van teniendo con nosotros, no dejan de comentarnos sobre su asombro ante la vitalidad del Maestro, a quien coincidentemente describen como “un niño de 85 años” al que todo lo motiva, lo sorprende y lo estimula a seguir investigando.
Mientras procesamos el material que vamos recibiendo para compartirlo en nuestra página, hoy conoceremos un poco más de la historia de un verdadero símbolo de la ciudad de Odawara. Su castillo, que encierra siglos de historia y tradición, y a la vez se yergue en medio de la modernidad que caracteriza a la ciudad de hoy, como un emblema de su tradición y testigo silencioso de sus progresos y de los sacrificios que han llevado a conseguirlo.
El Castillo fue completamente restaurado en 1960 en el estilo de arquitectura del período Edo. Es un edificio de concreto reforzado de 38,7 metros de alto; está conformado en 3 estratos y cuenta con 4 pisos.
En su interior, se exhiben los artículos dejados por la familia Hojo y los sucesivos señores que gobernaron la región. Pueden verse trajes de armadura, espadas y otras armas de guerra, y muchos otros materiales preciosos que cuentan a los visitantes la historia de Odawara.
El mirador del 4 ° piso ofrece una gran vista panorámica del entorno natural de la ciudad. En un día soleado y completamente despejado, se pueden contemplar a simple vista las calles de Odawara, las cadenas montañosas de Hakone, la bahía de Sagami e incluso la península de Boso y la isla de Izu Oshima.
El castillo de Odawara fue construido originalmente en 1190 por la familia Kobayakawa. Durante las cinco generaciones de la familia Hojo, sufrió muchas reparaciones y se convirtió en uno de los castillos más distinguidos en la historia de la fortificación del Japón.
Fue escenario de muchas batallas durante el período de las guerras civiles.
Después de que Ieyasu Tokugawa sometiera a todo el país bajo su dominio, el castillo fue ocupado por vasallos de Tokugawa y así llegó hasta la Restauración Meiji en 1868.
Cuando el visitante de hoy se detiene en la plaza del Castillo, los sueños e historias de antaño parecen volver a la vida.
Los antiguos montículos de Kuno permiten evocar los tiempos ancestrales; y los 500 Discípulos de Buddha en el Templo Gyokuhoji y el ambiente de tranquilidad del Templo Iizumisan Shofujuji, invitan al turista a ser parte de esas épocas pasadas junto a las importantes reliquias históricas que allí se exhiben.
Odawara es una ciudad donde la vieja historia aún respira. Es rica en lugares históricos y reliquias relacionadas con personas que dieron gloria a esta región con sus actividades. Existen varios santuarios vinculados a distintas leyendas, templos y muchos otros lugares de notables asociaciones históricas.
Odawara es particularmente conocida por ser el lugar de nacimiento de Sontoku Ninomiya (1787-1856), un notable administrador agrícola del período Edo.
El Pabellón de Sontoku Memorial, completado en 1988 en honor a su gran contribución para el desarrollo, concentra información importante sobre la vida de las personas de aquellos días.
De todos modos, y como no sólo el pasado de la ciudad es rico en historias, en la próxima publicación compartiremos los atractivos que ofrece hoy al visitante en las distintas estaciones del año.
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